Si hay algo que inmediatamente se relaciona con el nombre de Boal, es su producción de miel. Hablar de apicultura y miel en esta parte del occidente astur, es hablar necesariamente de Boal. Este concejo ha sabido ganarse un puesto destacado en el mundo de la miel gracias a su tradición de apicultura, su feria de la miel (ya por su edición 36) y su entorno privilegiado en términos de flora, lo que ayuda a generar una miel muy característica.

Los expertos apicultores de Boal, respaldados por la diversidad botánica de la región, han logrado crear una miel con características singulares. Estas cualidades únicas hacen que la miel de Boal sea fácilmente identificable y la convierten en un referente gastronómico muy apreciado. Para impulsar aún más su posición en el mercado, la asociación de apicultores y el Ayuntamiento de Boal crearon la Feria de la Miel. Desde su inicio, esta feria ha crecido año tras año (excepto en 2020 debido a la pandemia del COVID-19) variando su ubicación pero manteniendo su esencia.

La unión de toda la comunidad en torno a este evento es, sin duda, la clave de su éxito. Además, la creación del premio “El Cortín” reconoce el esfuerzo de individuos e instituciones que han destacado en su apoyo y promoción de la apicultura, tanto a nivel asturiano como nacional.

En cuanto a las variedades, la miel es tan diversa como las flores que la abejas visitan. Puede ser monofloral o multifloral, lo que da lugar a diferentes sabores, aromas y colores. La miel de Boal se caracteriza por su color oscuro, típico de la miel extraída de las flores del brezo, que es la más abundante en la zona. Para considerar una miel monofloral, debe contener más del 60% de néctar de una sola variedad de flor.

Pero la contribución de las abejas no se limita a la miel. La cera de abeja, desde tiempos inmemoriales, ha tenido una amplia gama de usos, uno de los cuales es la fabricación de cirios para iglesias. En un tiempo en el que la propiedad de las tierras estaba en manos de nobles feudales e instituciones religiosas, la Iglesia poseía una gran cantidad de tierras alquiladas a los colonos y les exigía pagar una parte de la renta en cera. Esto llevó a la gente a mantener colmenas “por necesidad” para cumplir con este tributo. Es fascinante lo que una criatura tan pequeña puede producir y cómo puede llegar a ser tan valiosa para la sociedad.

La miel de Boal no es solo un producto delicioso, sino también un símbolo de la rica tradición apícola de la región y de la estrecha relación entre los habitantes de Boal y las abejas. Este dulce secreto de Asturias es una joya gastronómica que sigue deleitando los paladares y fortaleciendo los lazos de la comunidad local.

Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar Boal, no dudes en probar esta miel única y aprender más sobre la apicultura en esta región encantadora de Asturias.

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